Ya no creo en las redes sociales

Parto de la base de que puedo ser un auténtico zote en redes sociales, nunca me han convencido. El Facebook me parece unaperdida de tiempo, tengo una cuenta abierta más por temas profesionales que personales. Cuando quiero decir algo a  alguien, cojo y lo llamo, no me gusta dar comunicados todos mis conocidos. Tampoco me genera satisfacción el disponer de una herramienta que me permita modular la imagen que proyecto. En resumen cada minuto que invierto en Facebook, tengo la sensación de estar perdiendo el tiempo.

En el Twitter no se ni que decir, pocas veces he leido algo interesante, alguna vez te puede llevar a algún enlace curioso, al igual que puede hacerlo cualquie lector feeds. Desde hace mucho tiempo tengo la sensación de que internet se convertido más en un red de repetición que de información, donde la prisa, la angustia por vivir el momento, los me gustas, twitteos, retwiteos y requetetuiteos no hacen sino dificultar el acceso a una información de calidad al  igual que la hojarasca tapa las setas. De aquí en adelante el resto de redes sociales, o son simples imitaciones más o menos mejoradas o degeneraciones todavía más frikis, como Foursquare, que consiste basicamente en decir, oye tú, que estoy aquí, esto mola/no mola. Algunas como LinkedIn o Quora con enfoques más prácticos si que pueden ser de utilidad. Pero las redes sociales puras, aquellas que como la cola del pavo real o la cresta del gallo, tienen como finalidad alimentar nuestro ego o que cómo la metadona nos sirven como sucedáneos del afecto ajeno, no me dicen nada. Prefería la epoca del internet anónimo donde la gente, salvo « trollosas» execepciones, era más sincera y la dictadura de lo «correcto», no había todavía llamado a la puerta.
El problema es que como  profesional del marketing, mi desapego hacia las redes sociales me convierte en un auténtico hereje, en un sacerdote sin fe. He intentado luchar contra mi mismo, en algún momento me dije que era cosa de  los tiempos, que no podía luchar contra el tsunami. Pero ya no puedo más, hoy oficialmente dejo de luchar contra mi mismo. ¿Acaso algún feligrés podrá reconducir a esta oveja perdida al rédil? Saludos y felices «shares».

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