Una visión en perspectiva de las redes sociales (I)

Las redes sociales y sus guerras

Como profesional del marketing he venido siguiendo con interés todo lo relacionado con las redes sociales. Y digo bien, como profesional. Personalmente las redes sociales me generan el mismo interés que un destornillador o un exprimidor de zumos, herramientas que utilizo en momentos concretos para hacer cosas específicas. No soy ni un apasionado de los medios sociales, ni un evangelista ni nada parecido. No aspiro a convertirme en especialista de ninguna herramienta de marketing o de comunicación, simplemente intentó comprender la forma de pensar, sentir y actuar de la gente.

La diferencia entre la historia y el periodismo es que la primera escribe sobre hechos ya consumados, de los que conocemos su conclusión y por tanto es más sencillo tirar de hilo y separar el grano de la paja. Detectar cuales fueron los hechos relevantes y cuáles no tenían importancia.

En cuanto a la actualidad, la cosa no es tan sencilla, todo puede ser grano o ser paja. Con las redes sociales estamos un punto intermedio, todavía son actualidad, pero por otro lado tenemos algo de  material histórico para poder un análisis en  perspectiva y ver cuál ha sido el impacto real que han tenido en nuestras vidas, en nuestra forma de relacionarnos, comunicarnos y consumir información.

Antes de las redes sociales: del hombre manada al hombre colmena.

La historia de los últimos 10.000 años puede resumirse en continua transición del hombre desde las cavernas hasta las ciudades. Durante este periodo hemos abandonado nuestro tradicional modo de vida que durante los últimos 200.000 años ha servido al homo sapiens.  Y que por otro lado no parece ser casi idéntico a las especies que nos precedieron, tal vez desde el Homo Habilis durante un periodo estimado de al menos 2 millones de años.

Nos  referimos a las tradicionales bandas de cazadores-recolectores de no más de 200 individuos que han  sido la base de la organización social de nuestra especie.  Todavía hoy en los lugares más recónditos del planeta podemos encontrar pequeñas sociedades aisladas que viven como auténticos hombres.

Es tal la imprimación biológica que tenemos de este modelo de organización que sólo con los recientes avances en la técnica y la ingeniería social se ha podido completar esta transición. Se cree en el año 2030 más del 60% de la población vivirá en ciudades. La técnica ha sido de gran ayuda. En la edad antigua se necesitaba todo un imperio y una red de ciudades para sostener una gran metrópolis como Roma con más de un millón de habitantes.

Desde la revolución industrial y gracias especialmente a su aplicación en la agricultura, la cantidad de superficie agrícola y forestal necesaria para sostener a un millón de habitantes ha ido drásticamente en descenso, lo que ha permitido un incremento exponencial en el número de ciudades y habitantes de las mismas. Por otro lado el avance de la ciencia y la técnica ha permitido un mayor aprovechamiento de los recursos fósiles y energéticos como la energía hidráulica o solar.

Pero el verdadero impedimento para superar este modelo ha sido nuestra resistencia natural a vivir en comunidades grandes. Para superar esa tendencia han sido necesarios tres factores esenciales: la falta de viabilidad económica en los pequeños núcleos rurales, la escolarización y los medios de comunicación.

¿Un artículo sobre redes sociales y todavía no se ha mencionado ni a Facebook  ni a Twitter? Y lo que te rondaré, antes de hacer un análisis histórico  minimamente serio es necesario hacer un repaso a los antecedentes y para eso nos quedan todavía un par de artículos que en breves estarán disponibles en sus pantallas.