Los caminos de la innovación(VIII): Innovación por visión

La innovación en estado puro

Quien no ha tenido nunca una visión propia y singular de como deberían ser las cosas, sobre como deberían de estar correctamente diseñado un producto, como debería de ser el servicio de atención al cliente, unas instrucciones más claras para montar los muebles de Ikea, un sistema más sencillo para los parkimetros de tu ciudad, etc.., etc..

La diferencia entre los grandes innovadores y el resto de los mortales, es que ellos creen en sus ideas y además intentan llevarlas a cabo. Todo esto que en principio suena muy idílico, puede convertirse en autentico via crucis. Por eso los visionarios son una rara avis, tanto en el mundo de la empresa como en cualquier otro ambiente. La tendencia natural del hombre al igual que la de cualquier animal es buscar la zona de máxima comodidad. Muchas veces nos resulta difícil cambiar nuestros hábitos y actitiudes, incluso cuando sabemos que nos perjudiciales, cambiar el mundo por lo tanto es una tarea mucho más complicada.

La primera norma, escucharnos a nosotros mismos

Para poder ser un visionario lo primero que tenemos que hacer es no acallar nuestro pensamiento crítico, por muy incómodo que pueda resultarnos a nosotros y a las perosnas que nos rodean. Es necesario abandonar los clichés y descartar todo lo que damos por hecho, cada vez que nuestro nos envíe una señal de que algo no funciona.

También es importante mantener nuestros sentidos abiertos a todos los estímulos externos, sin importar lo perturbadoras que puedan llegar a ser las señales que nos llegan. Ver, oir, oler, tocar y saborear. Tengan cuidado…, hoy más que nunca, la innovación está ahí fuera