Las redes sociales en el ámbito profesional

Antes de empezar, he de reconocer que yo también piqué el anzuelo. Sí, también me tragué el camelo de las redes sociales. A nivel personal, nunca he sido muy aficionado a su uso. Esto no impidió que en un momento dado me vi arrastrado por el tsunami y abrí los típicos perfiles en redes sociales: Twitter, Facebook, Google , et., a pesar de que mi intuición que me decía que eso no iba con nuestro negocio… Al principio fue simplemente un refuerzo del posicionamiento orgánico, con el tiempo Google cambió sus criterios y comenzó a dejar de tener en cuenta los enlaces en redes sociales como FB o Twitter, a excepción parece ser de Google .

Como no, también nos dejamos caer por LinkedIn esa nueva Ítaca, para profesionales y empresas que en teoría es la red social ideal para el B2B.  El problema es que en LinkedIn todo el mundo está porque quiere vender algo, poca gente tiene presencia en esta red para intercambiar, interactuar y conocer. Esto lo convierte prácticamente en un infierno virtual para vendedores: muchos colegas de profesión y pocos compradores.

Por otro lado el uso de las redes sociales como herramienta profesional coarta el  tono, la temática utilizada y en general la comunicación fluida, lo que a larga se traduce en una pobreza general del canal. Casi nadie habla como profesional con la misma franqueza que puede hacerlo en su ámbito personal. Al final la corrección política¸ ese monstruo que devora nuestra libertades, acaba convirtiendo las redes sociales de profesionales en enorme páramo aburrido lleno de vacuidades y generalidades con un muy poco contenido de interés. Donde nadie quiere granjearse una enemistad y todo el mundo quiere quedar bien con todos, por eso de no cerrarse ninguna puerta. En definitiva, la cuadratura del círculo.

El problema de la fiabilidad

Esto hace que a la postre y en general, el contenido de LinkedIn sea menos fiable que la edición del Pravda de la tarde. Pondré un ejemplo, si una empresa está considerando cambiar su ERP y pide consejo sobre que aplicación escoger, el grupo en cuestión se llenará de comentarios y sugerencias de personas involucradas con la marca x o y, contando las bondades de su productos.   Los que realmente tendría que hablar de su experiencia, usuarios de las aplicaciones, verán en cierta medida coartada su libertad, ya que su exposición es pública y según la creencia generalizada en el mundo de la empresa no conviene crearse enemigos de manera gratuita sin sacar nada a cambio. A fin de cuentas, el Director de Informática de mi empresa puede ser amigo del comercial del fabricante del ERP X o amigo intimo del Director de Proyecto de la empresa que nos lo implantó. Así de todos modos las personas que tienen información sobre cuestiones de interés, se preguntan ¿Qué gano yo con todo esto? Y automáticamente se inhiben de emitir su opinión.

Las redes sociales mataron el anonimato en Internet, con él puede que también muera la sinceridad con la que la gente se expresaba en los foros. Curiosamente las mejores fuentes de información en Internet sobre asuntos críticos, siguen siendo los comentarios anónimos y semianónimos. Y es que olvidamos con frecuencia que unas de las grandes ventajas que tiene Internet es la privacidad o incluso la identidad múltiple, que nos permite emitir nuestra opinión con libertad sin que seamos castigados por ello, lo que al contrario sucede casi siempre en la vida real.

Grupos de LinkedIn con nombres del estilo  “Social Media e Innovación en la empresa”, deberían de llamarse en realidad: “Community Managers con pocos clientes en busca de algún cliente”. Los profesionales que basan su trabajo en el conocimiento rara vez están dispuestos a regalar su verdadero conocimiento que es el instrumento a través del cual se ganan la vida.

Algunas implicaciones obvias del uso de las redes sociales en el ámbito profesional

Utilizar las redes sociales en horas de trabajos, es lógicamente considerado un síntoma de vagancia y desocupación, a menos claro está, que las utilices para vender algo. Esta es la razón por la las redes sociales para profesionales al final  resultan ser una horda de vendedores y profesionales del marketing, o lo que es peor aún, de expertos en redes sociales. Sí, he dicho bien, esa nueva plaga que estamos padeciendo, los que hoy nos venden una campaña en redes sociales hace cuatro años nos hubieran sugerido que comprar un terreno en secondlife.es

Por otro lado el tiempo y la capacidad de atención son dos de los recursos más limitados de los que disponemos. La multitarea humana solo funciona parcialmente en las mujeres, muy pocos hombres son capaces de hacer varias cosas a la vez y casi ningún humano es capaz de realizar dos cosas complejas a la vez, a menos de que sean tareas mecanizables, en cuyo caso al final siempre resulta preferible poner una máquina.

El caso es que si empleamos mucho tiempo en las redes sociales, de alguna manera se lo estamos robando, a algún otro tipo de actividad. Si prestamos atención a una cosa no podemos prestársela a otra.  El que pasa mucha en las redes sociales tal vez lo hace porque no tiene mucho trabajo, y si no lo tiene, tal vez es porque no sea muy bueno en lo que hace. A menos claro está, que esté intentando vender algo a través de las redes sociales.

Cuanto más pienso en las redes sociales  más me acuerdo de Apple y de los maestros en la organización industrial que innovaron a base de eliminar lo superfluo y centrarse en las cosas que realmente aportan valor.  En la redes sociales hay mucho de superficial, improductivo y lo que es peor, de cotilleo.

Mi yo  real y mi yo digital: la falsificación de la identidad digital

Con el ascenso de los medios sociales orientados a profesionales ha surgido un nuevo tipo de picaresca, la del amejoramiento o incluso falsificación de la identidad digital. El procedimiento es muy sencillo,  hay que sacar nuestro mejor traje y nuestra mirada/sonrisa más interesante para obtener una buena foto. Incluso si tenemos algún colega que maneje el Photoshop, podemos pedirle que nos haga unos retoques, que juegue con los canales o que nos blanquee los ojos y añada un desenfoque  gaussiano, que nos de una toque místico e incluso mágico, algo que nos distinga del resto de los gañanes que circulan por las redes sociales. Esta es sin duda la parte más importante.

Ahora solamente tenemos que edulcorar un poco nuestra experiencia, donde pone Reponedor Carrefour en Torrejón, simplemente debemos sustituirlas por Responsable Operativo de SCM en Carrefour- Zona Centro. Lo importante es utilizar muchos nombres raros en inglés, nombres para puestos muy largos, que desanimen al lector a llegar hasta el final de línea y largas parrafadas sobre las labores desempeñadas, que como siempre han de dejar impresionados al lector. Al puesto anterior por ejemplo, le iría muy bien una descripción de este tipo:

Durante mi periodo en este cargo tuve oportunidad mejorar mi capacidad para la organización y el orden (“nota del autor: equivale a coloque muchos tomates y cebollas”), así como comprender las complejas interdependencias que generan que se generan en los circuitos de abastecimiento del sector de la alimentación. (Ahora solo falta poner una nota humana) Pero lo más importante fue el trabajo en equipo y la maravillosa gente con la que tuve oportunidad de compartir mi trabajo, bla, blaba, blaba, blaba…..

Solo nos queda un detalle, ponerle una guinda al pastel en forma de recomendaciones apañadas con algún colega, a cambio claro está de recomendaciones en su perfil y vola, ya tenemos nuestra ración personal de botox digital.

Como conclusión diré algo que puede chirriar en esta era del maquillaje y las falsas apariencias. Ser y parecer son dos tareas que exigen mucho esfuerzo y dedicación, no se puede hacer bien ninguna de las dos. No se puede servir a dos señores a la vez, o te dedicas a aparentar o te dedicas a ser…