La flexibilidad en los sistemas de gestión

Gestión y entorno empresarial

Una de las pocas constantes en el mundo de los negocios es que los mercados están siempre en movimiento. Resulta una paradoja que lo único que podamos dar como estable sea el continuo movimiento, pero la realidad siempre suele ser más compleja de lo que nos gustaría.

No sólo los mercados están en continuo movimiento. Las empresas también tienen como referencia los marcos legales y regulatorios dictados por las respectivas administraciones de los distintos países en los que operan. La influencia de dichos marcos influye en aspectos tan variados como la gestión de empleados, seguridad en instalaciones, gestión de impuestos, especificaciones de productos y un largo etc.. de cuestiones.  Estos marcos no solamente están sujetos a cambios,sino que además obligan a las a cumplir con los requisitos legales de los distintos países y mercados en los que operan.

Cualquier empresa que opte no solamente a mejorar,  sino también a mantener su posición competitiva ha de tener un cierto nivel de flexibilidad, para ser capaz de reaccionar a todos estos cambios en el entorno.

No solamente eso, la empresa en sí también está sujeta a cambios, siempre se pueden abrir nuevos mercados, crear nuevas líneas de negocio, participar en fusiones, adquisiciones o simplemente realizar cambios en estrategia que acaban modificando el modelo de negocio o transformando la operativa de la empresa.

 

Modelo de negocio y sistemas de gestión

Podemos definir el modelo de negocio como la forma en que una empresa crea valor para sus clientes, dotando de una estructura a sus operaciones y orientándose a las necesidades de ciertos segmentos de mercado.

Es tan importante el modelo de negocio que en muchas ocasiones vemos más similitudes entre empresas de distintos sectores que desarrollan un modelo de negocio parecido que entre empresas del mismo sector. El modelo de negocio de una empresa aunque muchas veces no sea manifiesto o desarrollado de forma consciente abarca y define todo, desde la política de distribución y de precios, hasta la comunicación, política de recursos humanos, aprovisionamientos, etc… Todo viene determinado por el modelo de negocio de cada empresa.

Aunque el modelo de negocio no es algo que se cambie todos los días, no es algo inmutable está siempre en movimiento. A veces de manera suave e imperceptible otras de manera de brusca cuando las cosas se ponen difíciles y la situación exige de importantes golpes de timón.

Los sistemas de gestión de una empresa por tanto, han de tener la flexibilidad suficiente para poder recoger y reflejar todos estos cambios sin suponer un lastre en la evolución.

 

El papel de los sistemas de gestión en la adopción del cambio

Los sistemas de gestión son la infraestructura básica de cualquier empresa que facilitan el trabajo coordinado de los empleados para lograr la consecución de los objetivos. Sirven además de soporte para la interacción con terceros como clientes, proveedores y administraciones.

Por su naturaleza inclusiva los SdG han de incluir todas las operaciones que como hemos indicado, se encuentran afectadas en distinto grado de intensidad por los cambios en su entorno. Los sistemas de gestión por tanto han de tener la flexibilidad suficiente para poder variar su estructura y lógica de funcionamiento y así dar soporte a los cambios en las operaciones

Es aquí donde se plantea un dilema, la flexibilidad a la hora de evolucionar y mantener un sistema de gestión añade un plus de complejidad y por tanto de coste, tanto en recursos técnicos, humanos y económicos. Dado que la flexibilidad hoy en día es un requisito y no una opción, este sobrecoste no puede ser evitado, no obstante existen maneras de reducir la complejidad que supone el disponer de un sistema de gestión flexible.

La principal es contar con soluciones altamente parametrizables, que eviten al máximo la necesidad de desarrollos adicionales. Esto no solamente evita sobrecostes, sino que a largo plazo hace la solución mucho más estable, manejable y fácil de mantener y evolucionar.

JD Edwards EnterpriseOne, además de contar con un altísimo nivel de parametrización, aporta una arquitectura de solución basada en dos capas, una tecnológica y otra funcional. Esto permite que los desarrollos y adaptaciones que realiza la empresa no tengan ningún impacto en el core de la solución. Permitiendo que las empresas cuenten con la última tecnología sin tener que estar preocupados por migrar todas las modificaciones realizadas con cada nueva actualización de la capa funcional.
Además JD Edwards EnterpriseOne ofrece un entorno de desarrollo propio y controlado que facilita las migraciones de la capa funcional cuando la empresa considera que puede beneficiarse por los cambios aportados por una nueva versión.