Cómo mejorar la competitividad de la pyme

Es triste decirlo pero España ya no está entre los 30 primeros países del mundo en el ranking de competitividad, hemos pasado de ocupar el puesto 29 al 36 y, posiblemente, la culpa no sea toda de nuestros gobiernos. Las empresas españolas no se arman para combatir; su armamento, generalmente, es de desecho de hace 20 años.

Todavía se considera la inversión en tecnología como un gasto y no como una inversión que ayuda a la empresa a ser más competitiva. Nos cansamos de hablar de competitividad pero seguimos sin mover un dedo.

Son muchísimas las empresas, especialmente las más pequeñas, que siguen sin disponer de información suficiente para abordar sus problemas con éxito. Sin la capacidad de análisis necesaria para enfrentarse al futuro, trabajando siempre sobre lo que ya ha ocurrido y,  valorando y lamentándose sobre lo que ya no tiene remedio.

Se confunde trabajo con productividad. Pongamos un ejemplo: que una persona dedique el 70% de su tiempo a preparar unos informes, extrayendo la información de innumerables fuentes de datos, en muchos casos errónea, es trabajo; pulsar un botón en el ordenador y tener un informe instantáneo con los datos reales del momento y fiables con tiempo suficiente para poder analizarlos y hacer lo correcto, es productividad. Y esta productividad es la que puede sacar a la empresa de de esa inestabilidad que sólo la lleva a unos resultados cada vez peores.

Ha llegado el momento de invertir en todo aquello que nos ayude a incrementar la rentabilidad, es decir, que nos permita reducir nuestros costes superfluos en todo lo posible, ajustar los márgenes porque el mercado es cada vez más exigente y mejorar los resultados.

Esto sólo se consigue disponiendo de la información pertinente, siempre que ésta llegue a tiempo y tomando las decisiones oportunas que nos permitan ir a la par que nuestros competidores; y si es posible ir un paso por delante.

En los últimos 30 años del siglo XX, las empresas hicieron un esfuerzo importante en mejorar sus procesos y gestionarlos a través de los ERP. Sin embargo, en España la mayoría de las pymes se han ido subiendo a este carro en los últimos quince años, es decir, con retraso.  Pero hoy en día, cuando hablamos de obtener información, la mayoría sigue manejando los informes  hojas Excel que extraen de diferentes fuentes de datos y quedan distribuidas por los equipos de los diferentes departamentos, lo que supone un riesgo para el negocio.

Es importante asumir un importante y profundo cambio, centralizar la “decisión” al igual que se hizo anteriormente con la transacción y dotar a las empresas de sistemas de Inteligencia de Negocios (B.I.), dar el segundo paso hacia la productividad. Proveer a la empresa de herramientas de B.I. capaces de liberar a la dirección del tiempo de “trabajo manual” y convertirlo en “trabajo intelectual”. Posiblemente, sea el momento de acortar ese gap con respecto a nuestros competidores de otros países y estar a su altura o adelantarlos. La información correcta, concreta, veraz y bien interpretada es fundamental para que un negocio sea altamente competitivo.