Nuevas tecnologías y optimización de la producción

La producción flexible es el futuro de la industria, siempre lo ha sido y siempre lo será.  Fabricar solamente lo que vamos a vender, es algo fácil de decir pero no tan fácil de lograr. En los comienzos de la industria el dar salida a la producción no suponía un gran problema. Tal y como decía Henry Ford: «cualquier cliente puede tener el coche del color que quiera siempre y cuando sea negro». Conforme la competencia fue creciendo y los stocks comenzaron a acumularse fue necesario el empezar a mirar las cosas desde otra óptica. En un principio se creyó que simplemente era una cuestión de ajustar la cantidad de unidades producidas a la demanda. Aunque a priori tiene mucho sentido, si esta es nuestra única estrategia de mercado podemos acabar con una demanda de nuestros productos igual a 0. El análisis estadístico de las engañosas correlaciones, aportó una nueva teoría, la clave estaba en el precio y su variación al alza o a la baja. Siempre y cuando no cambien factores que a la postre están en constante movimiento como la oferta de los competidores y productos sustitutivos además de los costes base. Aunque los académicos siguen elucubrando desde sus sillones como encontrar la fórmula mágica que encaje producción con demanda, las empresas desde hace tiempo que han enfocado una visión mucho más práctica del asunto, intentando averiguar qué es lo  que quiere el cliente para así ofrecerlo de una manera competitiva intentando diferenciarse de sus competidores. Durante décadas este enfoque ha sido realizado de una forma similar, estudios de mercados, benchmarking, etc… El concepto general era probar ideas con muestras que se consideraban representativas asumiendo que si funcionaba con la muestra funcionaría con el mercado. Hasta que comenzó la revolución digital, realmente pocas cosas cambiaban. La nueva economía Desde que los primeros ordenadores personales hicieron su aparición la evolución tecnológica ha sido constante, abriéndose  todo un mundo de posibilidades que sólo ahora comienzan a desarrollarse totalmente. La primera y más obvia de ellas es la integración de los sistemas de información de todos los miembros de la cadena de valor. Esto permite una mayor precisión a la hora de realizar las estimaciones e incluso garantizar que un parte de esas estimaciones se base en compromisos por parte de clientes, reduciendo todavía más lo márgenes de error. En general esta nueva forma de compartir la información con nuestros clientes y proveedores permite reducir de manera drástica los tiempos de respuesta. Muchas veces la información puede compartirse de forma automática sin necesidad de que ninguna persona intervenga. Los sistemas más avanzados son capaces de informar a los agentes implicados cada vez que se produce un cambio de relevancia. Es una evolución lógica siempre que surge una nueva tecnología intentamos utilizarla para hacer más rápido lo que ya estamos haciendo. Otra aplicación común ha sido la integración vertical, vendiendo a los clientes directamente a través de la web. Gran parte de la venta al detalle de muchos artículos como moda, complementos, electrónica o cultura se realiza en estos momentos a través de Internet. Al simplificar los canales de distribución mediante un contacto directo con el cliente se dispone de una información mucho más directa sobre la demanda de productos. La interacción social con los productos Con el tiempo han ido surgiendo nuevas formas de aprovechar las tecnologías digitales. Un ejemplo claro ha sido el de las redes sociales. Mediante su uso han sido muchas las firmas que han abierto un canal de comunicación directa con los usuarios finales obteniendo una valiosa fuente de información de cómo los clientes interactúan con sus productos, que problemas encuentran que cosas podrían mejorar. Esta es sin duda una forma mucho más directa e inclusiva que los tradicionales métodos de test de producto. Con este método estamos obteniendo información en tiempo real sobre la respuesta de nuestros productos en el mercado y además tenemos una vía de comunicación directa para resolver las incidencias y problemas que puedan  tener nuestros clientes. Todo ello a un coste relativamente bajo. La principal falla que suelen tener las empresas que utilizan las redes sociales como canal de comunicación es saber incorporar toda esa información en su estrategia de producto, rectificando y mejorando el diseño de su cartera de  productos. ¿Serán capaces las empresas algún día de salvar de manera efectiva la gran brecha de información que separa el marketing de la gestión de la producción? La impresión en 3D una nueva forma de concebir la manufactura de productos Con la impresión en 3D ha supuesto un nuevo modelo de negocio en lo que se refiere a la forma de producir un gran rango de productos. El fabricante o impresor queda totalmente disociado del diseño del producto, el simplemente recibe un conjunto de especificaciones técnicas del mismo y lo produce. Esto permite lograr el ansiado objetivo de fabricar exclusivamente bajo demanda. Y es que con las nuevas técnicas de impresión en 3D y especialmente con el abaratamiento que han experimentado en los últimos años, la producción de grandes series de artículos sólidos probablemente experimente un serio revés. Para empezar los costes por localización caerán en picado. Los costes totales de operar una impresora en 3d tienden a ser similares en todos los lugares. Por lo tanto no tiene sentido ubicar nuestra producción en otro país aunque los costes laborales sean menores. Por otro lado el tener el centro de producción cerca de los clientes otorga una ventaja en la capacidad de respuesta además de abaratar los costes de transporte.  

Leer más

ERP y modelo de negocio

En un entorno en el que han caído gran parte de las barreras geográficas y culturales, el modelo de negocio de una empresa es crucial. Sólo un buen modelo de negocio nos permite  generar valor para nuestros clientes de una forma sostenible. Este define la esencia profunda de lo que realmente es y hace nuestra […]

Leer más