Existe margen para la mejora de las empresas españolas

La  crisis económica ha creado una ambiente derrotista que se extiende por una gran parte del tejido empresarial español. Una de sus principales características es el achacar la mala situación de las empresas a causas externas como la prima de riesgo, la gestión del gobierno o la conjunción de los astros. Aunque sin duda los factores externos pueden lastrar el resultado de una empresa, merece la pena reflexionar y darse cuenta de que durante estos años en los que los concurso de acreedores y las olas de impagos han arrasado la economía cual plaga bíblica, hay un gran número de empresas que han experimentado notables crecimientos, siempre sobre los cimientos de un modelo de negocio sólido.

Dejar de mirarse al ombligo….

Aunque en los últimos 10 años las grandes empresas españolas han comenzado un proceso de internacionalización muy importante, especialmente en el mundo de habla hispana, para la pequeña y mediana empresa la internacionalización siempre ha sido una asignatura pendiente.

La principal razón ha sido una histórica falta de miras y una cierta tendencia al aislacionismo, unido a un conformismo  que  ha puesto a la pyme española en una situación comprometida. Por si fuera poco, el mercado interno estuvo durante años al alza y no había necesidad de abrir fronteras. Mientras tanto, las empresas extranjeras han ido tomando posiciones en el mercado español, llevándose la parte de más grande de la tarta en muchos sectores como los medios de comunicación, la industria, la energía y la distribución.

No todo son desgracias…

Existen por otro lado en España innumerables empresas altamente competitivas, generalmente con más de 250 trabajadores, que triunfan en los mercados exteriores y que a pesar de las crisis han sabido capear el temporal e incluso han salido reforzadas. La principal diferencia entre unas y otras suele estar en la mentalidad con que están dirigidas. Está claro que las autoridades podrían llevar a cabo múltiples medidas que facilitarían la vida a las empresas. Pero no nos engañemos, en mundo globalizado como el nuestro, ninguna empresa que tenga un modelo de negocio solido tiene la más mínima posibilidad de sobrevivir, ni tan siquiera a base de subsidios. Es justo reclamar a los políticos y funcionarios que cumplan con su deber, pero la salvación, ruina, éxito o trabajo de nuestras empresas está en las personas que trabajamos en ellas.