La clasificación de los ERP (I)

Tradicionalmente se ha venido utilizando una clasificación basada en Tiers (o  niveles) para diferenciar de las distintas soluciones ERP. Debido a la falta de un organismo regulador o un consorcio tipo www3 encargado de la estandarización de las soluciones ERP, estas clasificaciones no dejan de tener un componente arbitrario que varía dependiendo de la institución o analista que realice esa clasificación. No obstante existe un cierto consenso sobre la metodología utilizada.

En primer lugar se aceptan tres niveles Tier que vienen a corresponderse grosso modo con las siguientes categorías:

–          Tier 1:  Soluciones orientadas a grandes negocios globales

–          Tier 2: Soluciones orientadas al midmarket.

–          Tier 3: Soluciones orientadas a negocios de tamaño pequeño y medio.

Algunos analistas han propuesto la existencia de un Tier4, orientado a empresas más pequeñas todavía. No obstante cuesta creer que las soluciones orientadas a este tipo de empresas puedan considerarse como auténticos ERP.

El principal problema de basar nuestra clasificación en criterios de tamaño de la empresa destinataria de la solución es que este criterio varía entre regiones económicas e incluso entre países de una misma área económica, como pueden ser Portugal y Alemania.

Otra forma de definir un poco más esta clasificación es basarnos también en la funcionalidad ofrecida. Para los productos de Tier1 la cuestión está bastante clara. Las soluciones de Tier1 tienen un altísimo nivel de escalabilidad, llegando a lograr que decenas de miles de usuarios estén conectados a la solución.

Los productos Tier1 al haber sido diseñados para servir las necesidades de las multinacionales y tiene que ser capaces de gestionar muchas compañías integradas en un único sistema, sujetas a distintas regulaciones y normas fiscales y con usuarios trabajando en distintos idiomas.  Sin duda estas cuestiones suponen la principal barrera entre el Tier1 y el resto.

No obstante, las soluciones de Tier1 ofrecen también una funcionalidad mucho más amplia, con un mayor número de módulos. Necesitan de menos desarrollos para poder adaptarse a las necesidades de cada empresa y las adaptaciones son llevadas a cabo basándose en parametrizaciones.  Esto tiene muchas ventajas, la principal es una menor complejidad a la hora de migrar a nuevas versiones.

Lógicamente los requerimientos en infraestructura y hardware para soportar este tipo de soluciones son mayores también y están casi siempre fuera del alcance de las compañías de tamaño medio. La arquitectura del software propiamente dicha es también mucho más compleja.  Todo este tiene un reflejo en el coste final de la  solución a todos los niveles: licencias, hardware, servicios, soporte, etc…

Si los fabricantes detrás de las soluciones de Tier1 son capaces atender una demanda a nivel global, los de Tier2, aunque cada vez más presentes en más países, suelen tener un alcance geográfico mucho más limitado. Los fabricantes de Tier3 suelen limitar la presencia a su país de origen.

La complejidad de los mercados

Para complicar todavía más las cosas algunos fabricantes de soluciones Tier1 con el tiempo han intentado ofrecer versiones más simples de su producto que pudieran llegar a empresas más pequeñas. Otros fabricantes que como Oracle, mediante adquisiciones de terceras compañías, se han encontrado con dos soluciones de Tier1 en su cartera, han optado por reposicionar una de ellas en el segmento que podríamos denominar Tier 1.5

No obstante el sistema de clasificación basado en Tier1 es simplemente una aproximación a la hora de abordar la problemática del mercado. La realidad como siempre nos brinda casos complejos que los recogidos en el canón.