Humor: Al Gore se confiesa… "!Yo no inventé el Algoritmo¡"

Con esta impactante noticia, Al Gore ex-vicepresidente de EE.UU y abanderado del ecologismo moderno, ha conmocionado los cimientos de la política y la informática y casi de hasta la puerta de Álcala. Durante años se ha estado aprovechando del extendido bulo, de que él o algún pariente antecesor suyo habían inventado el Algoritmo. Al parecer la confusión surgió cuando en una conferencia del propio Al Gore, el presentador del acto hizo un repaso de su trayectoria y al final de la presentación añadió como broma: «… y además de todo esto inventor del Algoritmo».

Lo lógico, hubiera sido que esta anécdota no hubiera transcendido, el problema fue que la sala estaba plagada de periodistas que desconocían absolutamente que es lo que es un algoritmo e incluso el título de la conferencia. Al día siguiente comenzaron a aparecer decenas de reseñas en prensa donde se mencionaba a Al Gore como inventor del algoritmo.

Una bola de nieve que se hace más grande y comienza a rodar

Según confiesa el propio protagonista, aunque el no fue el creo el bulo, tampoco hizo nada para evitarlo: «De repente vi como mi prestigio subía como la espuma, me comenzaron a llamar de revistas, publicaciones, científicas e incluso di charlas en universidades para explicar mi invención». Como buen político profesional, fue incapaz de decir que no a eventos que luego eran publicados en prensa.

En pleno bajón de su índice de popularidad, intentó aprovechar esta oportunidad para relanzar su carrera política. «Al principio solo asistía como invitado, pero en una de estas, me invitaron a decir unas palabras, y me vine arriba…”. A partir de ese momento el bulo creció imparable y nuestro protagonista simplemente se limitó a seguir la corriente. Incluso le surgieron ofrecimientos para participar en proyectos científicos.

Una técnica infalible a prueba de cerebritos

La pregunta que nos surge es obvia: ¿Cómo pudo hacerse por el inventor del algoritmo delante de más de 200 científicos?: «Para un político no es difícil hablar de cosas que desconoces, está en nuestro ADN, nos va la marcha.”. En un arranque de sinceridad, el mismo Al Gore nos describió con pelos y señales cómo consiguió dársela con queso a tan distinguida audiencia:” Lo primero es tener un aire de absoluta pomposidad y proyectar una imagen de absoluta seguridad. Luego comienzas soltando una serie de vaguedades y lugares comunes, con los nadie podría estar en desacuerdo y que sean capaces de aburrir a  cualquier. El objetivo es que consigan distraer al público y hacer que baje su nivel de atención.» 

Es en este punto, es cuando el orador profesional despliega todo su repertorio para meterse al púbico en el bolsillo de la chaqueta. “Una vez que se han distraído, es más fácil conseguir pasen por el aro. Se comienza haciendo la pelota al respetable, diciéndoles lo complacido que estás de poder hablar ante una audiencia tan destacada, que desempeña una labor tan crucial para la humanidad »  Lógicamente cuando estamos despistados bajamos la guardia ante los halagos, lo que  nos coloca en una posición en la que es más fácil engatusarnos: «Una vez que ya los tienes engrasados es el momento de contar una par de anécdotas emotivas para tocarles la fibra sensible. Con los científicos al ser tan racionales es todavía más fácil ya que tienen mucha emotividad contenida. Luego se sueltan cuatro cinco generalidades más para finalizar con una  apelación a los importantes retos que tenemos por delante y que seguro que con el tesón de todos somos capaces adelante.» Burdo o no, el protagonista con sus artes de oratoria fue capaz de asistir como conferenciante a más de 50 conferencias científicas, sin levantar ningún tipo de sospecha. Es más logró obtener decenas de menciones positivas e incluso recomendaciones en LinkedIn sobre la calidad de su trabajo.

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