El futuro de los productos españoles, consejos para sobrevivir

Ya sea por la escasa libertad económica o la falta de reservas de carbón, la revolución industrial en España comenzó tarde y de manera muy desigual. Además, el tradicional proteccionismo llevado a cabo por los distintos gobiernos en los dos últimos siglos, hasta el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea, ha lastrado seriamente la competitividad de nuestras empresas. Esto ha tenido dos consecuencias, los consumidores han soportado productos más caros  y de peor calidad por la falta de incentivo competitivo, lo que a la postre ha llevado a un desmantelamiento brutal del tejido industrial, cuando España se abrió al exterior. Como ejemplos de este tipo de industria podemos citar a la S.E.A.T, PEGASO, Astilleros, la actual Repsol, Endesa..  Algunas de ellas ya privatizadas y funcionando de manera viable con capital español, el resto en su mayor parte absorbida por empresas extranjeras.

Pero al margen de esta industria ineficaz y generalmente onerosa para el contribuyente y el cliente (bien sea vía subsidios, regulaciones o precios altos), en los ultimos 30 años en España han ido surgiendo otro tipo de industrias más profesionalizadas, competitivas, enfocadas al mercado. Empresas que han sabido aguantar y crecer  durante las sucesivas crisis que han azotado nuestro país  cual tormenta caribeña en las últimas décadas.  En todos los sectores desde la industria de los productos culturales hasta la fabricación de maquinaria pesada o bienes de equipo, existen empresas españolas que haciendo frente a mil dificultades han sabido abrirse camino en un mercado globalizado.

Los complejos: ni tan tecnológicos como los japoneses y alemanes, ni tan baratos como los chinos.

El principal escollo para la comercialización de bienes producidos/creados (se pueden producir fuera con capital español) en España, probablemente se halle en nuestras mentes.  Damos casi por sentado que sólo hay dos maneras de que un país sea una potencia industrial, la china y la alemana. Es decir, producir bienes a bajo precio o productos de alta calidad ( muchas veces es un concepto muy subjetivo) a alto precio. Por cuestiones obvias ninguna de las dos posibilidades está al alcance de España en este momento, la segunda opción es un objetivo legitimo y deseable en el medio y largo plazo, la primera además de inviable sería un tragedia. Aunquen existe empresas españolas muy competitivas en el mundo de la alta tecnología, es muy difícil aunque no imposible, que puedan hacer sombra a los grandes conglomerados americanos, alemanes, japoneses y coreanos con presupuestos enormes para investigación y desarrollo.

Por alguna extraña razón, hemos descartado el interminable mundo de posibilidades que hay entre los dos extremos. Como Zara, que sin ser moda lowcost ni Haute couture, ha conseguido un tremendo éxito, posibilitando al gran público en general ir bien vestido a un precio asequible .

Primera pauta: no despreciar las cosas pequeñas

Hace más de 2.000 un estratega chino llamado Sun-Tzu dijo: «Las cosas más difíciles del mundo deben hacerse mientras son todavía fáciles, las cosas más grandes del mundo deben hacerse mientras son todavía pequeñas», si examinamos con detalle la historia, podemos comprobar hasta que punto estuvo acertado ese día. Apple y HP comenzaron en garajes. Por aquellas fechas el mercado de los ordenadores estaba vedado a las grandes empresas.  Unos 30 años antes de que se construyera el primer ordenador personal en un garaje, Thomas Watson presidente de IBM había estimado un mercado potencial de 5 ordenadores para todo el mundo.

El petróleo es junto con el agua una de las sustancias más consumidas por el hombre.  Probablemente en los países desarrollados el consumo per cápita de litros de petróleo supere al de agua. Además de ser utilizado como combustible para todo tipo de vehículos, generadores y maquinaria , sirve como base para la creación de gran cantidad de materias primas como plásticos y espumas. Sus primeros usos fueron mucho más modestos, se utilizó  para sustituir al encarecido aceite de ballena usado para prender en los candiles. Aunque no siempre se pueden alcanzar estas cotas de éxito, es mucho más fácil triunfar si comenzamos por cosas más asequibles.

En un sector aparentemente tan trillado como puede ser el de la moda. Podemos encontrar ejemplos como el dos empresas ubicadas en Aragón: Trango World y Nomad Skateboards que centrándose en dos segmentos muy específicos de la moda deportiva: ropa técnica de montaña y skateboard, han entrado con fuerza en mercados altamente competitivos, codeándose  con empresas de todo el mundo, incluso ampliando su presencia a otros segmentos como el de  la moda urbana.  Son sólo dos ejemplos, tal vez dos gotas de agua en un océano.

Pero lo más sorprendente de estos ejemplos para mí, es que a pesar de ser dos empresas ubicadas en mi ciudad, de las que conocía su existencia e incluso había comprado productos, las tenía por empresas extranjeras. Cuando me enteré de su origen, me mostré incrédulo e incluso decepcionado, tenía la sensación de que me habían dado gato por liebre. Había comprado producto nacional pensando que estaba adquiriendo una sofisticada marca de importación. Tras superar mi decepción esto me llevó a descubrir la segunda pauta.

Segunda pauta: tomar conciencia y no generalizar

Los productos son productos,  no son países. En todas partes hay gente buena y gente mala. Tanto en Alemania como en Japón se producen productos buenos y malos, y sus equivalentes españoles no tienen por qué ser necesariamente mejores. Cuando una empresa alemana fabrica ropa o perfume que pretende exportar evita que se note demasiado su origen, ya que la opinión más extendida es que los alemanes carecen de sensibilidad necesaria para crear ese tipo de productos, que por otro lado si que creemos que  tienen franceses e italianos. En resumidas cuentas si el origen de un producto puede ser un obstáculo para comercialización más vale presentarlo como un producto apátrida, aunque la experiencia demuestra que el nombre el origen, nunca suelen un obstáculo para un gran producto.

Se puede optar la opción de falsificar el origen de un producto, Victorio y Lucchino en realidad se llaman en realidad José Víctor y José Luís, Paco Rabanne en realidad era Francisco Rabaneda, son opciones legitimas. Pero su nombre y su origen parecen no haber sido obstáculo para el triunfo de marcas como Carolina Herrera, Jesús del Pozo o Pedro del Hierro. Lo más importante para lograr hacer algo, es estar convencido de que se puede hacer. Si esto lo tenemos claro, el resto son cosas que vamos haciendo para lograrlo. En el momento que perdemos esta convicción da igual lo que hagamos, rara vez lograremos nuestro objetivo.

Tendemos siempre a generalizar porque esto nos ayuda comprender mejor el mundo, o mejor dicho, nos ayuda a disminuir la ansiedad que nos produce el no poder entenderlo. Aunque simplificar puede ser tranquilizador, nos aleja de un gran número de oportunidades que podemos aprovechar.

Tercera pauta: pensar en humanos

Las cosas realmente buenas funcionan en todas partes. Alguien piensa a caso que la rueda hubiera podido quedarse confinada solamente a una parte del mundo. Las buenas novedades corren como la pólvora y las sencillas todavía más.  Da igual que usted no disponga de grandes recursos tecnológicos, como bien apuntaba el profesor Xavier Sala i Martín, las innovaciones más importantes de los últimos años provienen de sectores tradicionales.

Las pastillas de café por ejemplo, son un gran invento por su limpieza y rapidez de uso. Permiten disfrutar del buen sabor de un café expreso de manera rápido sin tener que llenar y vaciar un cazo al que se le queda pegado el café húmedo. Recientemente se hizo una encuesta entre personas de 18 a 65 años para determinar cuales eran los 100 mejores inventos de la historia y aunque como es lógico había una importante presencia de productos tecnológicos como: Internet, Google, el avión, los pc´s y hasta el Iphone o el Ipod. Pero lo más destacable es que la lista estaba compuesta en su mayoría por productos sencillos como: la cadena de baño, las gafas, el boligrafo, los zapatos, el cepillo de dientes, el tenedor y el cuchillo, las tijeras, el papel, la tetera la cama y el tejado. En definitiva, para usted que es más importante ¿su Iphone o sus zapatos?